julio 06, 2010

Límites en Tránsito

La idea que planteo con la obra denominada Límites en tránsito se fundamenta en una reflexión que roza las periferias de la sexualidad en base a la erótica del poder, condicionada por la transitoriedad propia de lo “pactado” culturalmente entre débiles y poderosos, rozando temas diferentes (la pandemia del SIDA con alarmantes cifras en países como África, las contradicciones político-religiosas en el uso de preservativos, el consumo fetichista de diferentes objetos sexuales, como dildos, tanto en un sexo como en otro, los distintos niveles de prostitución, etc, etc.)

Teniendo presente la sexualidad como un territorio intermedio, ya que no existe un marco de referencia único o definitorio: ¿quiénes están dentro y quienes están fuera?, la instalación Límites en tránsito habla de una demarcación imprecisa, propia de su condición de frontera, donde la seriación circular de dildos, puntualmente iluminados, conforman la pieza clave para representar ese intermezzo escurridizo e intangible que supone las periferias sexuales, las cuales, aún siendo límite, se mueven como borde de otras muchas realidades límites de sí mismas. El juego de luz blanca y negra nos señala un círculo donde, en principio, no hay matizaciones relevantes, todas las piezas son de un mismo tono y tamaño, y sin embargo fluye una conceptualización cambiante y móvil; una visualización de la periferia como una corporeidad fragmentada; radiografía y/o scaner de múltiples realidades que parecen entonar la danza del gato y del ratón: ahora me ves, ahora no me ves; ahora estoy en el centro, ahora en la periferia, unas veces el centro se desplaza a la periferia y otras viceversa.

Los dildos, alineados en círculos concéntricos, ponen en entredicho un mundo de incluidos y excluidos, atentando contra un orden social establecidode manera desigualitaria, a modo de cartografiar un hecho puntual que cambia, fluye y se alterna constantemente.
José Luis Luzardo